Tras una experiencia vital significativa, siempre me gusta echar la vista atrás y valorar lo que he aprendido. De mi experiencia en mi antiguo trabajo extraigo numerosas enseñanzas y he decidido compartir con vosotros las 7 lecciones más importantes:

  1. Para todo hay que ser lista: da igual si debes hacer un plan de comunicación, un informe de evaluación o una fotocopia. Para todo hay que usar la inteligencia y buscar la manera más eficiente de hacerlo. Nada es sencillo, pero tampoco es complejo si encuentras la manera de hacerlo. La primera vez es frustrante. Necesitas tres veces más recursos de los realmente imprescindibles. Pero piensa que la siguiente vez, lo harás mejor y más rápido. Confía en tu capacidad.
  2. Incentiva a tus empleados: el dinero y los elogios están bien, pero hay más incentivos para reforzar el trabajo y la lealtad de tu equipo. Yo he descubierto que mis incentivos favoritos son que me den tareas que me interesan y que me den los recursos que necesito para desempeñarlas. Los recursos que más valoro son cierta libertad creativa y el tiempo suficiente para hacer bien mi trabajo -sobre todo si es la primera vez que lo hago.
  3. Existen los «contra-incentivos»: igual de importante es conocer cómo incentivar a tu equipo que saber cuáles son esas actitudes que perjudican su productividad. Por ejemplo, controlar el trabajo del subordinado, corregirlo constantemente y menospreciar lo que hace – por muy sencilla que te parezca esa tarea en concreto – minan la motivación para dar el 100% por la empresa.
  4. Valórate: no siempre recibirás el reconocimiento que crees merecer por tu trabajo. Es posible que incluso te sientas infravalorado – o menospreciado, en el peor de los casos. Debes aprender que la valoración más importante de tu trabajo que puedas recibir en la tuya propia. No olvides tus aptitudes y actitudes, incluso si te encargan trabajo que no corresponde a tu formación y experiencia. Lo importante es que recuerdes que eres capaz de hacer otras cosas y que te tomes cada momento con talante positivo y como una oportunidad más de aprendizaje.
  5. Aprende siempre:  Cada pequeña enseñanza te aporta una nueva perspectiva para mirar y comprender lo que te rodea, para valorar el trabajo de los demás y el tuyo propio. Además, eso agilizará tus tomas de decisiones. Cuantos más aspectos conozcas de tu trabajo, más independiente serás para ejecutarlo íntegramente.
  6. No te acomodes: nuestra tendencia natural a extender nuestra zona de confort nos puede conducir a creer que lo que tenemos hoy lo tendremos mañana. Pero la vida es impredecible y no sabemos cuánto nos durará el agua de la que bebemos. No te duermas en los laureles, sigue esforzándote y aprendiendo cada día. Garantiza tu supervivencia alimentando tus aptitudes y tus ambiciones. Nunca sabes cuándo tendrás que echar mano de ellas.
  7. Sé leal a ti misma: en comparación con una persona con exactamente la misma cualificación y experiencia que tú, lo único que os diferenciará serán las cualidades personales. Tu educación, tus valores y principios, tu capacidad de empatizar y de relacionarte con los demás, serán los rasgos que permanecerán en la memoria de tus colegas cuando los resultados de tu trabajo se evaporen con el paso del tiempo. Trabaja siempre en tu marca personal, en la huella que dejas en los demás. Pero recuerda ser coherente y leal contigo misma.

¿Qué enseñanzas añadiríais vosotros y vosotras a esta lista de claves? Dejad vuestro comentario para que todos podamos aprender de vuestra experiencia.